Los niños y adultos con síndrome de Asperger tienen grandes problemas con el uso pragmático del lenguaje aunque por lo general exhiben excelentes habilidades de lenguaje lógico.
Aunque pueden tener un amplio vocabulario y el conocimiento perfecto de las palabras aisladas, a menudo tienen gran dificultad para usar estas palabras en la vida cotidiana o en una conversación coloquial. También tienen dificultades en mantener una conversación y no siempre comprenden o reaccionan a las preguntas hechas por otras personas. Su prosodia es a menudo extraña, así como el nivel y el tono de voz.
Todos o la mayoría de estos problemas se observan también en los individuos con el desorden semántico-pragmático. Este es un concepto desarrollado por expertos, lingüistas y neurólogos del habla y lenguaje. Al igual que con los problemas del aprendizaje del lenguaje no-verbal, es probable que muchas de las personas (si no todas) diagnosticadas con esta condición también reúnan los criterios para el síndrome de Asperger u otro trastorno del espectro autista. Una disfunción en un hemisferio cerebral se ha propuesto como la raíz de éste problema. Las fronteras con el síndrome de Asperger, las dificultades de aprendizaje no verbal, la disfunción del hemisferio derecho y el trastorno semántico-pragmático se superponen claramente.
Es posible que todos ellos estén relacionados con el campo de los trastornos del espectro autista.
No está claro, hasta el día de hoy, si todas las personas con síndrome de Asperger muestran problemas del lenguaje. Los niños que he tratado o que han sido diagnosticados por otros expertos con el desorden semántico-pragmático no tenían problemas importantes del lenguaje que fueran gravemente incapacitantes.
Lo que sí que se ha notado que las personas con Síndrome de Asperger (TEA) suelen tener un tono y un acento algo diferente a lo que suele conocerse en la región o país donde ha nacido y crecido, así que no es extraño encontrar chicos con un acento parecido al mexicano o suelen preguntar si la persona es extranjera por el acento y tono de voz que suena distinto al que se acostumbra a escuchar en dichos territorios.